Andrés Martiñena
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Andrés Martiñena
Fotógrafo
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Todos imaginábamos un gran espectáculo en el predio La Agustina ya que la jornada de superclásico prometía ello.
De hecho, el primer (y único) encuentro de la fría mañana en La Agustina tuvo un desarrollo por demás interesante. Talleres contó con varias chances al principio pero no estuvo fino a la hora de definir. Sin embargo, la T pudo abrir la cuenta gracias al gol de Matías Mikelianas, promediando la etapa inicial.
En el segundo tiempo, Instituto llegó al empate por intermedio de Agustín Morales, quien remató de cabeza tras un rebote en el travesaño. A partir de allí, el desarrollo se hizo favorable para el local, sobre todo desde la expulsión de Enzo Valenzuela en la visita. Instantes después, el árbitro cobró un penal a favor de la Gloria y, en la misma jugada, le mostró la roja a Federico Ferreyra, con lo cual Talleres quedó con nueve hombres. Eloy Roige cambió por gol y, de esta forma, el Albirrojo se impuso 2 a 1 en el clásico de séptima división.
Formaciones
Instituto: Guzmán, Agustín; Garoni, Joaquín, Cuello, Tomas, Llanos Roset, Agustín y Musso, Francisco; Barzón, Facundo, Roige, Eloy, Escobar, Agustín, Ortiz, Jonathan; Delfino, Santiago, Morales, Agustín.
Talleres: Aguirre, Maximiliano; Brito Medina, Claudio, Valenzuela Morillo, Enzo, Guardo, Lautaro y Ferreyra, Federico; Mikelianas, Matías, Volpini Zacnun, Pablo, Ojeda, Romulo, Beltramone, Exequiel; Sosa, Bruno, Villada, Mauricio.
VIOLENCIA EN ESTADO PURO
Una vez terminado el cotejo de séptima división se produjeron incidentes. Todo comenzó en el terreno de juego, cuando los pibes de Instituto festejaban el triunfo conseguido y los de Talleres reaccionaron ante eso. Esto ocasionó empujones, discusiones e insultos entre los protagonistas dentro del campo.
Cuando los jugadores visitantes se cruzaron a la salida con el público presente fue el momento en que tuvo lugar la escandalosa batalla campal. Entredichos, trompadas, patadas, entre otras cosas, ocasionaron que haya heridos. Incluido un hombre mayor que lucía un rostro completamente ensangrentado.
Ante los sucesos acontecidos, el árbitro Ángel Rebuccini y sus asistentes se tomaron un tiempo prudencial para definir la continuidad o no del resto de los encuentros pactados para post mediodía. La decisión final de la terna fue dar por suspendida el partido de octava y novena división, debido a no haber garantías de seguridad.
Sin dudas, un suceso vergonzoso que, lamentablemente, es moneda corriente en todos los ámbitos de nuestro fútbol.