Andrés Martiñena
Redactor
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Matias Corvalan
Fotógrafo
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A Julio Herrera la vida le propinó un duro golpe hace cuatro años: el fallecimiento de su esposa. El coordinador de las Inferiores del Club Social y Deportivo Villa Azalais cuenta, entre otras cosas, cómo se sobrepuso y lleva adelante sus tareas como padre.
- ¿Hace cuánto que está en el Club Villa Azalais?
Hace quince años aproximadamente que estoy en el club. Vine cuando uno de mis hijos tenía cinco años. Comencé colaborando con algunos entrenadores, luego fui ayudante de campo y terminé ayudando a los coordinadores del club.
- Usted cuenta con una historia de vida muy particular...
Sí. Porque, hace cuatro años, falleció mi señora y me quedé con mis ocho hijos; de los cuales tres juegan en Villa Azalais y el más chico está iniciándose en las promocionales. Y las nenas que están en casa.
- ¿Qué significa ser padre de ocho hijos?
Es muy difícil, porque uno tiene que ser padre y madre a la vez. Tengo la fortuna de tener mi hija más grande que me ayuda mucho.
- ¿Cómo divide los tiempos para estar con su familia?
Salgo a trabajar a las 6 de la mañana y regreso a las 17. Luego de eso, me voy al club hasta las 20 y recién ahí vuelvo a casa. Arranco bien temprano y estoy de vuelta recién a la noche. Además, cuando hay reunión estoy ocupado hasta la medianoche.
- ¿Y cómo es el momento de la reunión con los hijos?
Es un dilema porque todos empiezan a recriminarte. Los tres que están en el club lo entienden, pero las mujeres no. De todas maneras se sobrelleva.
Para Julio Herrera los fines de semana lejos están de ser descanso o esparcimiento: "Prácticamente no tengo tiempo los fines de semana. O estoy en el club o me voy de visitante con la séptima, octava y novena. No estoy con mi familia o comparto con ellos sólo un rato. A veces no vemos la hora que termine el torneo para poder descansar un poco. Aunque siempre hay algo por hacer en el club, más allá de la tarea de coordinar o estar en la comisión. Si hay que regar la cancha o arreglar un caño roto hay que hacerlo."
- ¿Qué representa para usted que sus hijos hayan heredado la pasión suya?
Es muy lindo ver jugar a mis tres hijos. Uno no lo espera pero lo sueña. Casualmente, los gemelos hicieron un gol cada uno contra Talleres, lo cual fue algo muy especial. De hecho manifesté mi emoción en mi cuenta de Facebook porque uno de mis pibes no quería jugar más al fútbol. Estar en Primera es jodido a pesar de ser un club humilde de barrio. Muchos llegan hasta la reserva y bajan los brazos, dedicándose a los campeonatos barriales.
"No me considero un ejemplo como padre" manifiesta Julio. Aunque para sus ocho hijos, sin dudas, es un padre ejemplar.